Las religiosas costarricenses Rosario e Isabel Blanco Cubillos y Teresa, de Guatemala, ejercían su ministerio en el Asilo de Ancianos “López Carazo”, en Rivas, sin embargo, fueron expulsadas de Nicaragua por el mandatario de ese país, Daniel Ortega.
Las monjas pertenecen a la Congregación de las Hermanas Dominicas de la Anunciata, y tenían más de dos decadas en este centro de adultos mayores, sin embargo, la expulsión fue inmediata, debían salir del país en un plazo de 72 horas.
Ante esta situación, a eso de las 2 de la tarde de este miércoles, ambas religiosas llegaron a Peñas Blancas, recibidas por su familia costarricense y por el párroco de La Cruz, el sacerdote Juan de Dios Bermúdez Quesada.
Precisamente, ante estos hechos, el obispo de la Diócesis de Tilarán-Liberia, Monseñor Manuel Eugenio Salazar, externó su deseo de brindar cualquier apoyo que requieran estas religiosas, sus familiares y/o sus hermanas de esta congregación.
Según el medio nicaragüense La Prensa, la expulsión de las religiosas forma parte de la persecución que ha emprendido la dictadura orteguista, desde el estallido de la crisis sociopolítica en el país.
Agregan que recientemente, este 11 de abril, el régimen confiscó el Monasterio de las Hermanas Trapenses ubicado en San Pedro de Lóvago, Chontales, y se lo entregó al Instituto Nicaragüense de Tecnología Agropecuaria (INTA). Dicha medida se dio casi dos meses después de que esta congregación anunció públicamente su salida “voluntaria” del país.