- Temperatura de la superficie herediana subió 4° grados Celsius por aumento de construcciones sin espacios verdes
GAM: Nuestra gran isla de calor urbano. Segunda entrega.
Por Andrea González Mesén.
Durante muchos años Heredia fue conocida no solo como la “ciudad de las flores” sino también de los cafetales y zonas verdes.
No obstante, con el tiempo los cafetales y bosques fueron dando paso a las construcciones de viviendas, comercios, industrias y carreteras hasta convertir a la ciudad en un gran parche de cemento y asfalto.
Ese crecimiento desordenado con escasa o nula conservación de espacios verdes convirtió a Heredia en una ciudad sofocante y poco confortable para vivir.
De hecho, los estudios demuestran que entre los años 80s y la actualidad la temperatura de la superficie en la metrópoli herediana se incrementó en 4° Celsius y, al menos, un grado más en la temperatura del aire.
Estimaciones de la Escuela de Geología de la Universidad Nacional (UNA) indican que el cambio en el uso del suelo fue drástico al sustituir cerca del 80% de los cafetales por concreto y asfalto.
El incremento de la temperatura genera cambios en los hábitos de quienes transitan o viven allí. Por ejemplo, aumenta la necesidad de utilizar transporte automotor en lugar de caminar o andar en bicicleta; disminuye la calidad del aire por el uso masivo de automóviles, y se requieren de mayores sistemas de enfriamiento para poder hacer los espacios habitables, lo que a su vez se traduce en mayor gasto energético y contaminación.

“Podemos identificar que la mancha urbana ha crecido. Hemos visto una normalización en términos de la isla. Antes teníamos una isla definida y ahora tenemos un tipo de meseta en términos de cómo esa expansión ha ido aumentando la temperatura y la ha ido uniformando”, comentó Omar Barrantes, Geólogo de la UNA.
Si ya los veranos se registran mucho más calurosos, las islas urbanas intensifican esa condición generando la percepción de días más sofocantes especialmente durante la estación seca. En Heredia eso sucede en el mes de abril.
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Esos días de calor pueden incluso llegar a ser extremos, al menos así lo proyectan los expertos de la Universidad Nacional tras el desarrollo de varios escenarios posibles según el desarrollo de la ciudad basado en “el índice de disturbio”.

El índice de disturbio es un indicador que permite generar una proyección espacial de variantes que inciden en la isla de calor como el uso de la tierra, el relieve, la densidad de la población, la extensión de la red vial y la aparición de centros comerciales.
En el escenario más crítico Heredia podría aumentar, incluso, 8° Celsius a consecuencia de la nula cobertura verde. ¿En cuánto tiempo pasará? Dependerá de qué tan rápido y descontrolado continúe el crecimiento urbano.

“Hicimos un modelo para esto. En un escenario en el que sí se construye de forma intensiva y sin estrategia, sin elementos de planificación u ordenamiento territorial nos puede llevar a incrementos de temperatura del suelo entre 6 a 8 grados Celsius”, explicó el geólogo de la UNA.
No obstante, el mismo estudio determinó que sembrar árboles alrededor de la red vial actual puede llegar a reducir hasta en 2 grados la temperatura del suelo; y sus beneficios son mayores si se contempla enverdecer los centros de las cuadrantes.
Al respecto, el Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos señala que son limitados o casi nulos los ayuntamientos que cuentan con un Plan de Ordenamiento Territorial actualizado y con equilibrio entre el desarrollo y el ambiente.
No disponer de una estrategia de desarrollo constructivo es lo que ha hecho que en el surgimiento de nuevas ciudades fuera del Gran Área Metropolitana. Este es el caso de Liberia, Cañas o incluso en áreas costeras donde se replican los mismos errores con consecuencias aún más severas por sus condiciones geográficas.

“Sabemos por el informe del Estado de la Nación que las ciudades secundarias como Liberia, Guápiles y San Isidro del General están repitiendo el mismo uso del suelo que aquí en San José, es decir muchas urbanizaciones, pocos parques”, mencionó Pascal Girot, director de la Escuela de Geología de la Universidad de Costa Rica.
“Obviamente al estar en otra zona completamente diferente a la GAM con otro tipo de distribución sobre los patrones de lluvia y temperatura es muy probable que los promedios de las islas de calor van a superar los 60° centígrados”, reafirmó Christian Brenes, investigador del Modelo Ecosistémico de Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (Catie).
“Cuando hablamos de la temperatura de la superficie imaginémonos que es lo que está más cerca de nosotros. Si el concreto o el asfalto se encuentran a 40° o 45°, literalmente es como si nos estuviéramos cocinando”, sentenció Brenes.
¿Afecta a nuestra salud?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que las islas de calor urbano tienen impacto directo en la salud del ser humano al generar microclimas que elevan la temperatura de forma permanente debido a la radiación de calor que emiten los edificios, el asfalto y el concreto, reduciendo al mínimo la oportunidad del cuerpo de recuperar el equilibrio térmico.

Esta incapacidad del cuerpo de recuperar su equilibrio térmico genera dificultades respiratorias, calambres por calor, insolación, abortos e incluso agravar otras enfermedades ya existentes.
“Puede causar shocks térmicos como se da en las ciudades en Europa. Pongamos un caso más extremo: cuando uno llega a una clínica y está enfermo y tiene alguna sintomatología y aparte de eso está sintiendo un calor extremo, obviamente la sensación de enfermedad se va a multiplicar”, mencionó Brenes.
Por su lado, el doctor Óscar Hidalgo quien coordina el Instituto de Investigación de Ciencias Médicas de la Ucimed detalló que cuando se elevan las temperaturas el cuerpo la persona se empieza a deshidratar y a perder líquido para tratar de mantener la temperatura corporal estable. “Comenzamos a presentar resequedad en la boca, a sentir fatiga, mareos, dolores de cabeza”, añadió Hidalgo.
Estos efectos negativos del aumento de las temperaturas los sufrirán con más fuerza los adultos mayores y niños.

Estudios del Catie ubican a estas poblaciones, precisamente, en los puntos más altos de calor dentro de la isla. Esta realidad agudiza y evidencia otras problemáticas sociales.
Este es el caso de los menores que asisten a Casa Ilori, un proyecto de ayuda a niños ubicado en el corazón de La Carpio, en La Uruca.
“Siempre estamos tratando de fomentar en los niños la conciencia de hidratarse, tomar agua y de activarse. Sí es verdad que los niños vienen impactados por la fuerza del calor, por la misma deshidratación, la mala alimentación y también la contaminación que nosotros tenemos aquí en La Carpio”, narra Elsy Méndez, directora de Casa Ilori.
Una preocupación similar expresó Gabriel Flores, tutor del proyecto, quién además destacó problemas sociales generadas por el limitado espacio en el que se vive en la comunidad.
“Muchos niños viven en hacinamiento, tiene que compartir espacios pequeños con tres o cuatro hermanitos y eso genera que no tengan un espacio para recreación y el deporte. Lo que se traduce en bastantes dificultades en su aprendizaje. Al no tener esos espacios de esparcimiento y estar hacinados se les obstaculiza el aprendizaje”, dijo Flores.
Por otra parte, la mezcla del aumento de las temperaturas, la humedad y la precipitación favorecen la proliferación del mosquito Aedes, transmisor del dengue en zonas urbanas y del mosquito Anofeles, que transmite la malaria.
El aumento del promedio de la temperatura también afecta las tasas de diarrea infantil consecuencia de la misma deshidratación, según la OMS.
Entretanto la dependencia del transporte automotor, para evitar caminatas bajo el sol, aumenta los niveles de contaminación y smog, impactando la calidad del aire.
El último Informe Calidad del Aire realizado por la Universidad Nacional en el 2020, evidenció como en la GAM los puntos con mayores concentraciones de partículas contaminantes se encuentran en las zonas industriales y en las zonas de alto flujo vehicular; es decir, dentro de la isla de calor urbano.
Ese mismo informe muestra como la GAM supera los límites de dióxido de nitrógeno recomendados por la OMS. Ese contaminante afecta seriamente el tracto respiratorio.
Tercera entrega: ¿Qué se está haciendo para reducir la isla de calor urbano en Costa Rica?
Créditos: Este trabajo fue realizado en colaboración con Punto y Aparte. Edición de video: Ronald Gutiérrez, animación e ilustraciones: Jessenia Araya y Daniel Solano, apoyo editorial: Alejandra Vargas (Punto y Aparte).