Una situación similar viven en el Liceo Rural de Santa Rosa, en Oremuno de Cartago donde los alumnos reciben clases en un salón comunal

Para los 475 estudiantes del Liceo de Tierra Blanca, en Cartago, cambiar de aula no es tan fácil como cruzar de un pasillo o de un pabellón a otro como en la mayoría de los centros educativos. No, aquí los estudiantes deben cruzar calles y caminar por el centro de la comunidad antes de llegar a su próxima clase.

En total el colegio tiene 8 módulos de aulas distribuidos en distintos puntos de la comunidad. Si bien algunos están a solo 100 metros del llamado edificio principal, que en realidad son las aulas de la iglesia, otros se encuentran a unos 600 metros de distancia. 

Lo peor es que situación no es nueva, el Liceo de Tierra Blanca ya cumplió 12 años en las mismas condiciones. 

Sortear carros, caminar bajo la lluvia, e incluso, ser blanco de un robo o de ‘malas influencias’ son parte de los riesgos que enfrentan estos alumnos. Adicionalmente, estas situaciones promueven la deserción.

“Lastimosamente desde que entré a sétimo nos han prometido una infraestructura de colegio y ya vamos a salir de quinto año y nada. Ha sido un riesgo, con respecto a los carros, tener que estarnos trasladando a las distintas clases”, aseguró Verónica Bosco, estudiante del Liceo.

El edificio principal es alquilado a la Iglesia Católica. También se rentan algunos espacios a comerciantes de la comunidad de Tierra Blanca. Foto: Andrea González.

“Algunas personas de otras comunidades han venido a ofrecerles droga, a ofrecerles alcohol, incluso muchos de los muchachos han sido golpeados por vehículos a la hora de trasladarse de recinto. Ellos en realidad están expuestos a muchos peligros”, añade Andrea Gómez, vecina de Tierra Blanca y madre de familia.

Pese a que el Liceo nació desde el 2009, fue hasta el 2016 que logran comprar un terreno para construir. La propiedad costó de $378 mil, y lo financió un fideicomiso constituido entre el Banco Nacional de Costa Rica y el Ministerio de Educación Pública; y aunque lograron avanzar con el anteproyecto del nuevo colegio, aún siguen esperando. 

La razón: es que son parte de las 56 obras constructivas que quedaron varadas debido a errores en la asignación de recursos del fideicomiso entre el Banco Nacional y el MEP.

El colegio estaba en el proyecto de infraestructura que tenía el Banco Nacional con el MEP, pero lamentablemente solo alcanzó para comprar el lote.

“No tenemos un detalle de cuándo se va a construir. En este momento nosotros estamos pagando alquiler, por las instalaciones que estamos utilizando, a diferentes miembros de la comunidad: a la asociación de desarrollo y la iglesia católica que no deja de ser una suma importante que se podría destinar con nuestros propios recursos para una infraestructura. Son alrededor de dos a tres millones por mes”, detalló Marco Gutiérrez, director del Liceo. 

Sobre este caso la Sala Cuarta resolvió con lugar un recurso de amparo presentado en el 2019, en el cual le da plazo al 21 de agosto del 2022 al MEP para que el Liceo de Tierra Blanca, que incluye 24 aulas, esté terminado. Sin embargo, a la fecha el lote continua baldío. 

La Dirección de Infraestructura del MEP atribuye el atraso a la situación país y a la falta de presupuesto.

“Hace dos años los padres de familia tomamos la decisión de cerrar el colegio como medida de presión para que el gobierno nos tome en cuenta, porque tenemos el terreno pero no tenemos presupuesto para la construcción del edificio. Nos dijeron que nos iban a poner en primer lugar, que apenas tuvieran presupuesto Tierra Blanca iban a ser uno de los primeros colegios que iba ser tomado en cuenta. Hasta el momento no tenemos ninguna respuesta”, recordó Gómez.

En tanto Gustavo Camacho, líder comunal afirma que están cansados de esperar una respuesta. 

“Sí estamos inmensamente preocupados. Los alumnos están expuestos a peligros y son 12 años que hemos estado en espera, tenemos el terreno pero necesitamos comenzar con la infraestructura. Ya llega un momento en que uno se pone a pensar  si realmente es una mala gestión lo que hay ahí, y no va a haber infraestructura a corto plazo. Y ya 12 años ¡es demasiado!”, comentó.

Otra historia

La situación del Liceo de Tierra Blanca se repite a pocos kilómetros de distancia en el Liceo Rural de Santa Rosa en Oreamuno de Cartago, que también fue parte del fideicomiso de $167,5 millones aportados por el Banco Interamericano de Desarrollo. También fue uno de los que quedó fuera del presupuesto; a pesar de contar ya con algunas obras. 

El Ministerio de Educación estima que el fideicomiso tiene un faltante de $1,6 millones, lo que lo hace insuficiente para los 103 proyectos de infraestructura consignados en el plan inicial, entre ellos el colegio de Santa Rosa. 

“Trabajar en salones solo separados por unas mamparas es bastante incómodo, porque así como escuchás la clase de español, escuchás al profe de matemática, al profesor de ciencias, porque todos están en un mismo salón. Es un poco complicado trabajar de esa forma y ya tenemos de trabajar así 16 años”, explicó el director del Liceo Rural, Adrían Carpio. 

Santa Rosa fue incluida en el fideicomiso en el 2013 y fue hasta el 2018 que la empresa ejecutora inició las obras; sin embargo, estas quedaron abandonadas luego de que tuvieran que invertir millones de colones en la contención de la pared norte del terreno donde se iba a levantar el liceo. Esta situación no se tenía contemplada en las estimaciones iniciales del fideicomiso, por lo que se agotaron los fondos y se abandonó la obra.  

“Iniciaron obras quedaron abandonadas por un tema de talud, reforzaron el talud y otra vez quedó abandonado en el 2020. Ha sido un alegrón a medias, porque en este momento la obra está completamente abandonada por el fideicomiso”, lamentó Carpio.

El director de este centro educativo asegura que la comunicación con el MEP ha sido muy limitada, y no han tenidos información de avances. Aunque la sala cuarta también declaró con lugar un recurso de amparo que exige al Ministerio tener finalizado el liceo para el 21 de junio del 2022.

El Banco Interamericano de Desarrollo cerró el financiamiento en diciembre del 2020, dejando como única alternativa la asignación de presupuesto ordinario del Ministerio de Educación para concluir estas obras. La realidad es que el MEP ha insistido en la falta de recursos para más proyectos por lo que resta del año.

Por el momento, los 610 estudiantes de los liceos de Tierra Blanca y Santa Rosa, en Cartago, deberán seguir sorteando estas calamidades.  

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