Roger González tiene 38 años de edad, el pasado mes de enero ingresó al hospital Max Peralta de Cartago por complicaciones pulmonares a consecuencia de la covid-19. En pocas horas pasó de requerir ventilación no invasiva, a depender por más de cuatro meses de un pulmón artificial externo para mantenerse con vida.
Fueron necesario 140 días de luchas y esfuerzos médicos para que González lograra, finalmente, ser separado del soporte vital lo cual ocurrió el pasado 10 de mayo. Ahora recibe terapia y rehabilitación pulmonar con un ventilador convencional, para recuperar las fuerzas, mientras continúa internado en el hospital.
Médicos del Max Peralta afirman que el caso representa un enorme reto local, en términos de hospitalización en Unidad de Cuidado Intensivo (UCI).
Carl Fabian Macaya, jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos, calificó a Roger como un paciente excepcional.
“En esta pandemia hemos tenido pacientes que han sido fuente de frustración, tristeza y dolor, así como hemos tenido éxitos increíbles, algunos pacientes nos han hecho sentir que el trabajo ha sido duro, parece como que la enfermedad nos ha enseñado algo importante que se llama paciencia y Roger, ha sido un caso especialmente importante, dado que después de 140 días, hemos logrado ver la luz”, comentó el especialista.
Además, afirmó que ha sido un trabajo “extremadamente difícil” y cree que este es un caso único a nivel nacional y hasta ciertamente mundial.
“El hecho de haber estado en una Unidad de Cuidado Intensivo, prácticamente 5 meses, con todos los dispositivos posibles, que se pueden utilizar en una Unidad de Terapia Intensiva, de soporte extracorpóreo, como ventiladores de última línea, y demás, han hecho de este caso algo único y excepcional”, comentó.
González sufrió del Síndrome de Distrés Severo por covid-19, afección pulmonar potencialmente mortal, que implica una importante alteración en el intercambio gaseoso, debilitando incluso otros órganos.
Saúl Rodríguez, médico intensivista de ese hospital, explicó que el progreso negativo de la enfermedad hizo que los esfuerzos de iniciales ventilación se volvieran insuficientes. Hasta tener que llegar a la última alternativa: un pulmón artificial.
El Hospital Max Peralta cuenta con cuatro años de experiencia en el manejo de sistemas pulmonares de este tipo, y tiene capacidad para mantener dos casos simultáneos.
Este servicio es complejo y brinda múltiples modalidades de soporte: renal, ventilatorio, oxigenación y monitoreo.

Periodo de dificultad
Estos cuatro meses han sido difíciles para la familia, quienes afirman se han sentido más cerca gracias a videos y llamadas del personal médico, que ha humanizado el trato, pese a la cantidad de emergencias en este momento.
Karla Brenes, pareja de Roger, confesó que nunca imaginó llegar a esa situación de gravedad a la que llegó González. Incluso asegura llegó a despedirse por la poca posibilidad que tenía de sobrevivir.
La dificultad no ha sido solo para la famila. Estos meses de trabajo para el personal médico, afirman, también han sido agotadores.
“Vivimos dolor, angustia, impotencia, miedo y frustración. En ocasiones la fe se debilitó, pero siempre hubo un compañero que nos motivaba e impulsaba a continuar brindándole todo y ahí nos apoyábamos para llenarnos de fortaleza y continuar con nuestro objetivo de tratar de recuperarlo”, comentó Fabiola Vega, terapeuta respiratoria.
Recuerda que en una guardia, hace unos meses atrás, cuando González estaba sin sedación él le preguntó: ¿Cuánto costaba un ventilador?.
“Fueron unos segundos muy difíciles porque las expectativas que teníamos en ese momento eran muy limitadas por su condición y dependencia al 100% del soporte extracorpóreo. En ese momento, respiré profundo y le pedí a Dios que pusiera las palabras correctas en mi boca y le respondí que no se preocupara por eso porque nosotros tenemos un Programa de Ventilación Mecánica Domiciliar desde hace muchos años y en esos días habíamos adquirido cuatro equipos más, que si el necesitaba uno, ahí se lo íbamos a guardar”.
Para Fabiola después de un largo proceso, verlo tan recuperado, tan cerca de retornar a su hogar con su familia, es una satisfacción y alegría muy grande la que embarga y es cuando dicen que esa milla extra que dio todo el equipo de salud vale la pena.
“Cada avance que vemos lo celebramos con él, por todo lo que hemos vivido día a día en estos cinco meses, ver ese rostro lleno de vida, felicidad y agradecimiento nos da un aliento de fortaleza y esperanza en estos días tan difíciles”, comentó.
“Cuando vemos que un paciente como don Roger está casi listo para regresar a su hogar, con su familia, nos embargan muchos sentimientos, claramente la alegría, la satisfacción de que hicimos lo posible, y que dio frutos… El hecho de que tu familia no reciba una mala noticia como otras que han perdido a un ser querido, es muy valioso”, concluyó.