Apoyar el proceso de reapertura de sectores que han cerrado o disminuido radicalmente su producción por el Covid-19 es el objetivo del Incae Business School. Es por ello que creó un modelo integral que, a través de una serie de recomendaciones, busca una “apertura segura” de los diversos sectores productivos y de servicios públicos de la economía.
Entre ellos está un protocolo obligatorio para todas las empresas que consiste en prácticas de higiene en cada operación, así como separar a todos los colaboradores vulnerables, enviando a teletrabajo a quienes puedan hacerlo; dividir labores en dos turnos para reducir la carga en las instalaciones y separar los equipos por departamentos y por nivel de riesgo en cada puesto.
Además, aconseja definir un esquema de apertura. Es decir, abrir de manera gradual y determinar cuándo le es posible operar con suficiente productividad.
Los expertos también solicitan a las empresas crear una coordinación con municipalidades y autoridad nacionales, para reducir el riesgo para las personas más vulnerables económicamente por medio de programas de apoyo.
El estudio, además, indica que la protección de los sectores pobres, las microempresas formales e informales y el empleo doméstico debe ser de alta prioridad, pues por su misma condición, los factores de vulnerabilidad al contagio y a los impactos sociales serán más altos.
También consideran clave dotar a la población de servicios que eviten la necesidad de trasladarse y hacer filas para ganar acceso a los programas de ayuda.