Santiago, Chile/AFP. Por Pablo COZZAGLIO. Enclaustrados en su cabina del crucero Zaandam, los turistas franceses Françoise y su esposo Bernard, intentan mantener buen ánimo mientras ven que se cierran todos los puertos en su ruta por el Pacífico debido a la pandemia de coronavirus. "Es un confinamiento extremo, nos sentimos un poco prisioneros", dicen.

El Zaandam zarpó el 7 de marzo de Buenos Aires hacia San Antonio, en la costa central de Chile, como destino final. Pero la empresa decidió detener todos sus trayectos ante las medidas drásticas que iban tomando los gobiernos de la región debido a la expansión del coronavirus.

Así, pidieron autorización para atracar el 14 de marzo en Punta Arenas, sur de Chile, para que sus 1.243 pasajeros y parte de los 586 tripulantes a bordo bajaran a buscar vuelos de regreso a sus países cuanto antes, y fue entonces cuando el crucero de lujo empezó a mendigar puertos para bajar a sus pasajeros, entre ellos 42 con síntomas gripales.

"Desde el momento en que San Antonio rechazó el barco (21 de marzo), la moral comenzó a disminuir un poco", dijo Françoise, de 74 años, quien debía regresar a Francia ese día con su esposo, de 76 años, en un vuelo Santiago-Madrid para luego abordar uno Madrid-Toulouse.

Al día siguiente, la empresa decreta un estricto y total encierro en sus camarotes para todos los pasajeros, incluidos cien franceses.

La vida a bordo ahora se reduce para la pareja a un espacio de 17 m2, "sin un soplo de aire fresco". 

"Es muy doloroso. Nuestra cabina tiene una ventana muy grande, pero sin aire fresco. No se abre, por supuesto, como en todos los barcos (…) Admito que "estamos un poco hartos", dice la exprofesora de letras, en una entrevista telefónica con AFP.

El barco ahora se dirige a Fort Lauderdale, Florida, con la esperanza de desembarcar a todos sus pasajeros allí el 30 de marzo. Mientras tanto, otro barco de la línea Holland America zarpó para encontrarse con el Zaandam y proporcionarle comida, personal y pruebas de Covid-19.

Aunque está confirmada la presencia de enfermos a bordo no se sabe qué es: "¿Es el Covid-19? Nadie puede decirlo porque no hay una prueba a bordo para verificarlo", apunta Françoise.

A pesar del encierro, la pareja dice que mantienen el ánimo en alto gracias al apoyo de "amigos en todas partes en Francia y en otros lugares".

"Nuestros hijos se empezaron a preocupar antes que nosotros. Nos aseguramos de hacer todo lo posible para que no seamos olvidados", dijo.

"Pero si la situación de confinamiento extremo en los camarotes continúa, puede haber una pequeña rebelión, porque necesitamos estirar las piernas, no es fácil en 17 m2", dijo la pasajera, destacando que la mayoría de los turistas, principalmente de origen anglosajón, han mostrado "disciplina".

Sobredosis

"Por el momento, todos están tranquilos, no escuchamos rebelión, personas que se enojen o que tengan ataques nerviosos", indicó.

La vida a bordo se redujo de facto a limitar todo contacto al mínimo: "Para cada comida, llaman a nuestra puerta. Esperamos unos segundos, abrimos. Hay una bandeja con los platos (…) No hay nadie frente a la puerta, no puedes ver a nadie. De todos modos, da un poco de miedo" todo esto.

La pareja dice que no le temen a la epidemia. "Una de nuestras hijas es doctora, nos sigue (…) Nos pregunta sobre los síntomas", narra Françoise.

"También nuestro temperamento es así", agrega. "Somos dos, nos llevamos bien, pero creo que para algunas personas que están solas, o parejas que no tienen nada que decirse, no debe ser divertido", señala.

La comunicación con los seres queridos se ha vuelto crucial para mantenerse informado de lo que está sucediendo en el mundo porque "Internet funciona muy mal, excepto para comunicarse" mediante mensajes.

Acostumbrados a cruceros lejanos, esta pareja, que vive en el sur de Francia, dice que disfruta de pequeños placeres como ver a los delfines jugando alrededor del bote. 

Aunque nos es algo que debería durar "durar demasiado tiempo (…). "Nos gusta el mar, nos gusta navegar, uno de nuestros placeres es mirar el mar, pero bueno, ¡ahora tenemos una pequeña sobredosis!" subrayan.

Foto: AFP.

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