Los más de 5.000 migrantes centroamericanos de la primera caravana que llegó a México el 19 de octubre se estancaron en Ciudad de México, pero se dieron plazo hasta el viernes para decidir cómo continuar su camino.

"Es muy importante ese tiempo para que pensemos adecuadamente, para que recibamos los informes necesarios de abogados y abogadas que están acá", dijo una de las coordinadoras de la caravana por parte de la organización Pueblo sin Fronteras en una asamblea la noche del miércoles.

Desde el sábado, miles de personas de esta primera caravana, que salió de San Pedro Sula en Honduras el 13 de octubre y se fue agrandando en el camino, están en un albergue instalado en el estadio Jesús Martínez "Palillo" del Centro Deportivo de la Magdalena Mixhuca en la capital mexicana.

Uno de los voceros que tomó el micrófono durante la asamblea dijo que "el Gobierno ya le dio la espalda al pueblo hondureño" en México y que la organización de las Naciones Unidas está actuando con un "silencio cobarde", por lo que los migrantes pretendían hoy con una marcha exigir a la ONU autobuses para trasladarse.

En el campamento están recibiendo información sobre posibilidades de refugio y regularización de su situación en México, así como de los requisitos para pedir asilo en Estados Unidos en el mismo campamento donde están instalados.

Sin embargo, muy pocos hasta ahora han aceptado la oferta de México para quedarse en el país, al igual que ha ocurrido con otras dos caravanas que entraron después y que transitan todavía por los sureños estados de Chiapas y Oaxaca.

En conjunto son más de 9.000 centroamericanos que ingresaron de manera irregular a México.

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